Hoy escribí en Twitter y Faceboook:
"En este día no envío felicitación, ni saludito, ni besito... Hoy con vergüenza de género recuerdo cuán equivocados estuvimos por siglos y cuánto aún nos falta para resarcir esas equivocaciones... No somos iguales, pero tenemos los mismos derechos"
Y es que siento que hoy no es un día para celebraciones, sino una oportunidad para revisar el pasado de nuestra sociedad y tomar conciencia que verdaderamente hicismo las cosas muy mal.
Que la evolución que nos permitió convertirnos en seres humanos y, luego, en personas, no terminó por superar las diferencias biológicas y primarias entre hombres y mujeres, al contrario, estas diferencias permanecieron sofisticándose en la principales actividades humanas: la económica, la política y la académica.
Es así que la "superioridad" masculina se justificó a través de reglas que impedían a las mujeres a desarrollar dichas actividades: no podían trabajar o recibir dinero a cambio de realizar una actividad; en asuntos políticos no podían elegir y mucho menos ser elegidas; no podían escribir y mucho menos publicar un libro, claro, si es que de alguna manera habían antes aprendido a leer y a escribir pues también se les negó el acceso a la educación.
Si bien ahora estas "restricciones" han sido disminuidas (porque en algunas culturas o en algunas zonas de países "civilizados" aún persisten) y podemos decir que hemos avanzado como sociedad, todavía tenemos mucho por corregir, como lúcida y valientemente señalan @padelriol (
aquí) @Rosario_Sasieta (
aquí) y @menoscanas (
aquí)
Por esta razones es que no "celebro" este día, pero sí recuerdo -con pesar- que hubo una época en la que nuestros antepasados cometieron enormes injusticias acaparando el poder que por derecho nos pertenece a todos por igual. Y hoy ratifico mi voluntad de "empujar el carro" para que los abusos encubiertos terminen de una buena vez, no debemos ser cómplices de estos atropellos.
