La "industria" publicitaria-marketera tiene, en países como el nuestro, terreno muy "fértil" para el desarrollo de sus -punzantes- campañas. Cuestión aparte, pero no ajena, nuestra ciudad capital viene siendo víctima hace bastante tiempo de lo que los entendidos han llamado "contaminación visual" para referirse a la plaga de anuncios publicitarios de proporciones dantescas colocados a gran altura (paneles); y razón no les falta, pues personalmente debo decir que tras pasar por las avenidas principales de la ciudad uno termina realmente cansado luego de procesar "sin querer queriendo" tamaña cantidad de información.
Yo sumaría al grupo de los "contaminadores visuales" aquellas estampas que lesionan el ornato de calles y avenidas, como las fachadas mandadas al olvido, los terrenos baldíos y las construcciones abandonadas; por dar algunos ejemplos.
Hace ya unos meses, Lima se vio timidamente invadida por unos carteles (gigantografías se les suele llamar) llamando a la publicidad, la compañía responsable de la iniciativa fue el grupo Vallas inversión extranjera que hacía su debut en el país para repetir la fórmula creada en méxico y otros países vecinos. Su mensaje era breve pero sumamente atractivo: "publicidad al alcance de los ojos" y "mejorando la imagen urbana"... ¡ y vaya que sí ! pues de pronto aquellos muros desmejorados dieron paso a estos carteles iluminados con anuncios multicolor. Ya a estas alturas, quién no ha visto estos paneles en paraderos, cercos perimétricos y fachadas. La imagen urbana mejoró con una salida bastante inteligente: unir el negocio con la contribución social.
Tan buena fue la iniciativa de Vallas, que no tardaron en aparecer compañías peruanas que emularon a la precursora, añadiendo el toque nacional, llenando los paneles free de retratos y paisajes muy nuestros, embelleciendo aún más las calles y avenidas limeñas.
Tan buena fue la iniciativa de Vallas, que no tardaron en aparecer compañías peruanas que emularon a la precursora, añadiendo el toque nacional, llenando los paneles free de retratos y paisajes muy nuestros, embelleciendo aún más las calles y avenidas limeñas.
Ejemplos como éste nos renuevan la idea de que es posible equilibrar cuestiones comerciales con el desarrollo sostenible.
Nota: Reconozco, más allá de las compañías, empresas y personajes, el espíritu de las iniciativas en pro de la mejora de la sociedad. Las marcas incluidas y mencionadas en este post son circunstanciales y no reflejan preferencias personales.
Atentamente
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