1 de octubre de 2010

Acreditación y Estrategias


Hace algunos días revisé la web del Instituto Peruano de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Básica (IPEBA) por una consulta acerca del plazo para la acreditación de las instituciones educativas del nivel básico -léase, colegios- y pude notar un interesante contraste con el trabajo hecho por el Consejo Nacional de Evaluación, Acreditación y Certificación de la Calidad de la Educación Superior (CONEAU)

Para la acreditación, las instituciones deben utilizar el modelo publicado por el organismo respectivo, sin el modelo, la autoevaluación con fines de acreditación no es factible. CONEAU ya ha publicado modelos (pueden descargarse desde su web) IPEBA aún no.



Y es que IPEBA ha realizado varias actividades para difundir, sensibilizar y debatir los tópicos relacionados a la calidad de la educación, la importancia de la acreditación de las instituciones y la certificación de los profesionales involucrados (docentes) y aún se encuentra en esta etapa, en teoría, al final de ésta, se construirá un modelo consensuado.

En contraste, CONEAU publicó su modelo base en tiempo récord, para luego construir los modelos específicos adaptando el modelo general y tomando los aportes de la comunidad universitaria. El primer modelo de carrera publicado fue el de Educación (el 13 de enero 2009) pero hoy, tras el año estipulado como plazo para el proceso de autoevaluación, ninguna carrera ha podido ser acreditada ya sea por falta de agencias evaluadoras o por dudas y falta de indicios de parte de los comités de evaluación (y de este último grupo, hay muchos casos)

Entonces la pregunta es: ¿Es mejor definir los modelos involucrando a los interesados? o ¿es mejor decidir técnicamente, para consultar con los interesados en el camino?

CONEAU definió rápida y técnicamente sus modelos, con pocas consultas a la comunidad universitaria y casi sin actividades de sensibilización, éstas se dieron ya en el proceso mismo de acreditación, con escepticismo y razonables dudas de parte de autoridades y docentes a nivel nacional. Se avanzó tan rápido por un lado, que se descuidó -por ejemplo- el contar con agencias evaluadoras para completar el ciclo de acreditación (evaluación externa)

IPEBA viene allanando el terreno para lo que se viene (la publicación del modelo y el procedimiento para la acreditación) pero ¿en qué medida los involucrados siguen trabajando en abstracto sin llegar a lo concreto?

De un modo u otro, la acreditación aún no es una realidad en Perú. Esperemos a que IPEBA culmine su fase de preparación y, cuando publique su modelo, veremos si su estrategia resulta más efectiva que la del CONEAU. De ambas estrategias podremos sacar las lecciones que nos ayudarán a fortalecer el sistema, al menos, ésa es la idea.

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