La del 10 de abril fue el segundo proceso electoral presidencial al que asistía, venciendo al cansancio de la rutina laboral decidí acudir temprano al
Juana Alarco de Dammert del Jirón Cuzco, en el Cercado.
Para las presidenciales del 2006 y las municipales varias en ese lapso, enrumbaba al local de votación pasada la hora de almuerzo: mucha gente en los paraderos, pocos autos y bastante estrés.
Salir a las 7:45am resultó muy satisfactorio: las calles vacías, pocos autos pero poca gente (lo mejor) así que pude atravesar siete distritos en treinta minutos aprox.
El Juana Alarco es un colegio bastante más grande de lo que aparenta su maltrecha fachada, tres pisos construidos y un cuarto prefabricado, todas las aulas fueron acondicionadas para albergar dos mesas de votación, aunque la distribución resultó insuficiente, pues terminaron armando mesas con toldos en uno de los patios (quizá debido al efecto de tener 3 millones y medio de nuevos votantes en el país cuya mayoría, seguramente, votaba en -la caótica- Lima)
Mi mesa de votación estaba por instalarse, la otra mesa en el mismo salón estaba vacía.
Una mujer (miembro de la mesa vacía) estaba discutiendo con una funcionaria de la
ONPE para excusarse de su deber, aduciendo algún mal en la vista, la funcionaria -con más amabilidad de lo debido- le explicaba que su reclamo estaba fuera de fecha y que debía quedarse a instalar la mesa.
En la puerta del salón ya éramos 10 personas aprox. varios quejándose por la demora con las mesas, uno de ellos incitaba a votar por uno de los candidatos: "por eso hay que votar por él, para que no pasen estas cosas"... pude percibir en sus palabras la convicción de quien está convencido que problemas como ése desaparecerán a partir del próximo 28 de julio, de salir elegido su candidato.
En mi mesa habían: una miembro titular, una miembro suplente (con un niño, de menos de un año, en brazos) y un voluntario (haciendo las veces de Presidente) La funcionaria de ONPE les daba la capacitación relámpago, mientras que ellos habrían la empaquetadura del ánfora y revisaban el material electoral y los manuales.
Mientras tanto, en la cola, aparecía gente preguntando por la mesa vacía y, al percatarse de esa situación, se alejaban de la cola y desaparecían entre el tumulto que iba creciendo en el patio del colegio.
9:20am mi mesa se estaba instalando, pegaron el padrón de electores en la puerta del salón, la gente de la cola se acercó a revisarlo, de pronto una mujer se percató que era miembro suplente (aunque al parecer, lo sabía con anticipación) y se acercó a hablar con la funcionaria, ésta atinó a sugerir el cambio de la oportuna miembro suplente, por la otra miembro suplente (quien tenía al niño en brazos)
9:30am se hacía el cambio de miembros y empezaban a votar; con la otra mesa no había esperanza, hasta que se acercó un sub-oficial del ejército (los destacados a los locales de votación) y habló con la funcionaria de ONPE para sugerir que se designe a votantes de la mesa para reemplazar a los miembros ausentes, ésta asintió y el militar llamó a un policía para elegir a los "voluntarios"
Uno de ellos fue quien había promocionado a su candidato y las mejorías para el sistema electoral que su elección implicaría. El policía le pidió su DNI, lo revisó y lo "proclamó" miembro de mesa junto con otro votante de la cola, de inmediato empezó el concierto de excusas: "no jefe, tengo que viajar" "ya pues jefe, yo trabajo" etc.
No pude evitar pensar en el "cambio" al que se referió el individuo al principio: ¿suponía unas elecciones más eficientes? o ¿suponía la eliminación de las elecciones?
9:40am ingresé al aula, entregué mi DNI, recibí la cédula, fui a la "cámara secreta" y emití mi voto, firmé el padrón, manché el dedo con la anacrónica tinta indeleble, recibí mi DNI con el sticker y salí del colegio, a la espera de los
resultados oficiales.