Foto: Diario 16
El amigo @mildemonios posteó opinando sobre el reciente conflicto en Puno, desde la óptica que le brinda su formación académica nos muestra algunas consecuencias de este pseudoacuerdo al que han llegado las partes.
Quiero complementar el análisis desde la perspectiva psicológica:
En este asunto hay tres "otros" implicados: el Estado (identificado como toda institución y autoridad formal, sin importar el rubro o el área que representan) las empresas mineras (los operadores del proceso extractivo y quienes "colonizarán" el lugar para sacar "la riqueza" y mandarla fuera del país) y los ciudadanos de Puno (no todos, pero, sobre todo, lo que se sienten vulnerados por la acción de las empresas mineras y el aval del Estado)
La esencia del problema es la cantidad y calidad de información que cada uno de los "otros" envía y recibe, por ende, el problema es el sistema de comunicación.
El Estado "significa" a las empresas mineras como el socio estratégico que invertirá capital, maquinarias y operarios para extraer "riqueza" y, producto de ello, le revertirá ganancias (los impuestos y demás)
En lenguaje simplón, el Estado (dueño de los yacimientos) le da permiso a la minera para que haga toda la chamba de extraer el mineral y lo venda al extranjero, dejándole una parte de esa venta al Estado. Ahora ¿por qué el Estado no hace solo la chamba de la minera? por varias razones: no tiene el capital, ni la tecnología necesarios (además de la altísima probabilidad de generar focos de corrupción, pues ha quedado demostrado históricamente que el Estado como empresario es una bomba de tiempo)
Por otro lado, es cierto que no todas las empresas mineras son responsables socialmente (¿les suena Doe Run y sus asuntos?) por lo que corresponde al Estado elegir sabiamente con quién hace negocios, además de asegurar una sólida rendición de cuentas.
Ahora ¿quién debe "hablar" con los pobladores del lugar afectado? ¿quién debe explicarles lo que se hará y cómo se hará? ¿quién debe responder todas sus dudas?
Por una cuestión histórica, en zonas altoandinas, los foráneos son "significados" negativamente, se ponen en marcha mecanismos psicológicos y sociológicos que resultan en esta transferencia de rasgos negativos que dejan de lado completamente a la razón (en la Terapia Racional Emotiva, esto se llama generalización y es un tipo de creencia irracional)
En lenguaje simplón y en concreto, un argumento típico de este mecanismo sería: "todas las mineras son malas" "todas la mineras hacen daño al pueblo"
Entonces si el Estado o las mineras invierten tiempo en dialogar para demostrarle a los pobladores que el impacto de la minería será controlable y los beneficios serán considerables, el resultado final será positivo para todos los implicados.
Pero si el Estado se muestra intransigente, subestimando a quienes reclaman hasta que éstos logran romper ciertos límites y se termina cediendo a las demandas, el panorama futuro será implantar la ley de la selva; por un principio de psicología básica: si mediante una conducta se obtiene el resultado esperado, la probabilidad de repetir la conducta aumentará considerablemente (el término técnico es "refuerzo")
Lo mismo sucede con la cobertura mediática, mientras más violenta y coercitiva es una "protesta" mayor probabilidad de obtener cobertura.
Habrá que esperar el desenlace de la segunda vuelta para observar la reacción de los focos de los conflictos "sociales"
Nota 1: Los saqueos generalmente ocurren en condiciones de ingobernabilidad, donde la impunidad está prácticamente garantizada.
Nota 2: El vandalismo desatado a las oficinas de la Contraloría y la SUNAT pueden ser explicados como producto de la frustración de los pobladores al no obtener respuesta del Estado ¿por qué vandalizar la Contraloría y la SUNAT? por un mecanismo de identificación (son instituciones estatales) y generalización ("el Estado es instransigente, ergo, todas los representantes del Estado son intransigentes")
Nota 3: Repudio los saqueos y destrucción de la propiedad pública acontecidos en Puno.