9 de mayo de 2011

No a Fujimori


Mi postura antifujimorismo data de 1998 (en ese año acababa la secundaria) y nacía como el rechazo a la re-re-elección.

Con la difusión del vladivideo de Kouri, mi rechazo se convirtió en convicción, a la vez que me indignación crecía en la medida que se difundía toda la corruptela acontecida en el país durante los casi once años de dictadura.

En el 2006 consideré una burla que Martha Chávez postule a la presidencia del país y que Keiko Fujimori postule al Congreso. Con el 7% de votos para la primera y con los más de 600 mil votos para la segunda, me di cuenta que existían peruanos que creían en el fujimorismo y lo autenticaban.

Ahora sabemos que esta "simpatía" tiene un origen complejo que determinan una visión particular de los hechos políticos (visión distinta a la que tenemos los que tuvimos mejores oportunidades)

Pero ya en 2006 esta compleja situación se manifestaba también en el apoyo recibido por Ollanta Humala (Unión por el Perú) quien pasó a segunda vuelta con el mayor porcentaje de votos, siendo derrotado por Alan García (APRA) por un estrecho margen y luego de la conformación de un frente anti-Humala, ayudado -enormemente- por los "sincericidios" cometidos por Antauro (hermano) Isaac (padre) y por los convenidos miembros de su entorno.

Y, como el gobierno aprista decidió no ganarse el pleito de la "inclusión social" -aparte de la enorme ceguera de PPK, Toledo y Castañeda, para no formar alianzas y preferir quitarse votos entre ellos-, hoy tenemos una segunda vuelta entre Ollanta y Keiko (cuya votación conjunta en primera vuelta llegó al 48%)

Con esas dos opciones, mi primera reacción fue viciar el voto en segunda vuelta, y así me mantuve... hasta ahora.

No pienso votar por Keiko porque no puedo permitirme que el Fujimorismo regrese al poder y, si bien Keiko no está determinada a cometer o permitir que se cometan los mismos atropellos que su padre, no avalo ni sus justificaciones ni sus arengas paternales, mucho menos que haya decidido convocar a los mismos individuos que complotaron durante la dictadura. A estas alturas del proceso, Keiko ha perdido toda chance de convencimiento sobre la posibilidad de hacer un gobierno distinto al de su padre, todo lo contrario, con cada gesto que realiza me convence más y más que lo que quiere es repetir lo que hizo su padre o, simplemente, dejar que los que lo hicieron antes lo hagan ahora.

Y como estoy tan convencido que Keiko no debe ganar la segunda vuelta, no basta con viciar el voto, pues eso no me asegura que no gane. Entonces, si realmente estoy convencido que el fujimorismo es una peste, deberé asegurar mi voto para que no gane: esto implica votar por Humala.

Si decido votar por Humala (cuyo moderamiento es un arma de doble filo) y si gana en la segunda vuelta, entonces tendré que estar vigilante de su accionar, porque no puede ser posible que nos sacrifiquemos para evitar una posible dictadura fujimorista para entrar en una posible dictadura Humalista.

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