8 de marzo de 2010

El Iluso Día de la Mujer




Hace 99 años (desde 1911) cada 8 de marzo se celebre el día internacional de la mujer trabajadora, pero dada nuestro afán por resumir todo, hemos caído en cuenta de celebrar el día internacional de la mujer (a secas) que a fin de cuentas no es lo mismo.



En sí, esta celebración nace tras históricas actividades por lograr que se otorguen los mismos derechos que los hombres a las mujeres (el voto, trabajo remunerado equitativamente, representación social, entre otros)

Pero en algún momento de la historia la brújula se desvió y la búsqueda de la igualdad se limitó a -en ese entonces- la masculinización del rol femenino. En un conflicto admiración-rechazo hacia el rol masculino: por un lado se disparaba contundente artillería argumentativa sobre el privilegiado y antinatural status del hombre, pero por otro lado se buscaba reinvindicar a la mujer facilitando su acceso a ese status (evidencia de esta actitud registrada en los movimientos feministas del siglo XX)

Muchos años se han perdido con este enfoque, y es que igualar el (en ese entonces) rol femenino al rol masculino no es lograr equidad, es confirmar el status superior de éste último.

Metaforizando el asunto: Si hombres y mujeres llevan pantalones y maletín no quedará alguien para las demás tareas (domésticas)

Entonces el asunto radica, también, en feminizar lo masculino. Sólo así lograremos la tan ansiada equidad.

Otro punto importante para el análisis radica en la confirmación, por generalización, de una premisa: si mujeres y hombres tienen los mismos, ergo hombres y mujeres son iguales. Error.

La aceptación de lo femenino y masculino radica en la aceptación de nuestras diferencias y similitudes, pero sobre todo de lo primero. Si no aceptamos esto, nuestras acciones -aunque bien intencionadas- serán inconsistentes.


Esta inconsistencia queda manifiesta en acciones cotidianas: la sobreprotección para las hijas y la libertad para los hijos (diferencia que aumenta en la adolescencia) o el derecho que asumen algunas mujeres a tomar posesión de los asientos en un vehículo público, o los hombres que "amablemente" los ceden... estamos de acuerdo con creencias como: los hombres comen más que las mujeres, los hombres son más prácticos, rudos, impulsivos y que las mujeres son más ordenadas, emocionales, ahorradoras y otras cuitas.

Entonces el meollo del asunto está en el error de aceptar esa premisa genérica ("mujeres y hombres somos iguales") y seguir aplicando preferencias para uno u otro.

Puedo terminar esta personal reflexión afirmando que celebrar el día de la mujer es ensalzar su condición quedando implícito el sentimiento de inferioridad ante lo masculino (que a mi parecer termina siendo contraproducente al fin de la equidad)


¿llegaremos a tal nivel de equidad que la única diferencia entre mujeres y hombres se reduzca sólo a nuestra genitalidad? O, en aras de nuestros derechos y libertades ¿también romperemos con las diferencias en este aspecto?

3 comentarios:

Vaca Mala dijo...

creo que el meollo del asunto esta en dejar de pensar que determinadas circunstancias deben limitar el desarrollo de una persona (ser mujer, hombre, negro, blanco, cholo, chato, alto, discapacitado, etc), mas aun, que la misma persona deje de hacer su propio argumento de vida a partir esas limitaciones, y como consecuencia dejar nosotros de limitar a los otros a partir de los prejuicios.
En el pasado la discriminacion fue un mostruo capaz de avasallar a grupos enteros. estas condiciones han cambiado y hay muchas mas probabilidades de que una persona se sienta igual a las demas de derechos y capacidades, por eso comparto contigo la idea de que existe una contradiccion en cuanto al discurso de igualdad entre hombres y mujeres. tener las mismas posibilidades que los demas no tiene su causa en ser iguales, sino en su derecho a la libertad de ser, que, no se si lamentablemente o afortunadamente, seguira dependiendo del medio sociocultural en el cual se desarrolle.

Richard Torchiani dijo...

Vaca Mala: De acuerdo, el medio es un agente casi determinante, pero el individuo es quien permite esta influencia. Es que la sociedad nos presenta este tipo de información literalmente desde que nacemos (roponcito celeste para el hombre, rosado para la mujer)

Es cuestión de romper moldes.

Saludos

Tateb dijo...

La primera vez que escuché acerca del Día de la Mujer, pensé: ¿Y qué de bueno he hecho para merecer un día sólo por mi género? ¿Qué de especial hacemos las mujeres para merecerlo? Sería lo mismo decir: ¡Felicitaciones por tener una vagina!, o sea, está bien, pero no es para tanto ¿no?
Sin embargo, mi opinión cambió completamente cuando me enteré de todas las labores que se logran realizar con motivo de esa fecha; por ejemplo, las autoridades prestan un poco de atención al tema, se preocupan por promulgar leyes, realizar planes de trabajo, las ONG´s realizan talleres de capacitación, se implementan clínicas de la mujer, etc.
Y realmente, si algo en el mundo puede aportar a la mejora de la situación de muchas mujeres ¡muy bienvenido sea!
No sería mala idea proponer el Día del varón también.