Y no le bastó a la Municipalidad Metropolitana de Lima con el cargamontón vecinal por la barbarie de barranco. Ahora han cometido la misma atrocidad con Chorrillos (video vía Peru21)
Se estiman 150 árboles truncados de su vida y funciones: contribuir al onato y sobre todo convertir el CO2 en oxigeno.
Con la mala lección aprendida el año pasado, donde los vecinos de Barranco trataron de intervenir para frenar la tala, ahora en Chorrillos los operarios iniciaron la barbarie durante la madrugada (2am aprox.) y con motosierras, la estrategia era evidente: una tala furtiva y rápida.
La jefatura de proyectos de la MML salió a poner paños fríos con el absurdo argumento de que al culminar la obra plantarán tres millares de árboles. Insisten con lo mismo, no logran entender la diferencia cualitativa entre un árbol de varios años de vida y aquellos que recién crecen (estos últimos son mucho más frágiles en ambientes donde reina el cemento y la polución: tienen pocas probabilidades de crecer plenamente, además del tiempo que tomarán en hacerlo) además del espacio y tipo de terreno que cada uno de ellos necesita para desarrollarse.
Recuerdo el fallido intento por poblar de árboles en la -estrechísima- berma central de las avenidas Tacna y Garcilazo de la Vega. Lo mismo sucedió en la avenida Grau. No pretendan colocar arboles estragulados de cemento, donde quedan condenados a morir o gracias a la fuerza de la naturaleza terminan rompiendo el asfalto o cemento.
Se estiman 150 árboles truncados de su vida y funciones: contribuir al onato y sobre todo convertir el CO2 en oxigeno.
Con la mala lección aprendida el año pasado, donde los vecinos de Barranco trataron de intervenir para frenar la tala, ahora en Chorrillos los operarios iniciaron la barbarie durante la madrugada (2am aprox.) y con motosierras, la estrategia era evidente: una tala furtiva y rápida.
La jefatura de proyectos de la MML salió a poner paños fríos con el absurdo argumento de que al culminar la obra plantarán tres millares de árboles. Insisten con lo mismo, no logran entender la diferencia cualitativa entre un árbol de varios años de vida y aquellos que recién crecen (estos últimos son mucho más frágiles en ambientes donde reina el cemento y la polución: tienen pocas probabilidades de crecer plenamente, además del tiempo que tomarán en hacerlo) además del espacio y tipo de terreno que cada uno de ellos necesita para desarrollarse.
Recuerdo el fallido intento por poblar de árboles en la -estrechísima- berma central de las avenidas Tacna y Garcilazo de la Vega. Lo mismo sucedió en la avenida Grau. No pretendan colocar arboles estragulados de cemento, donde quedan condenados a morir o gracias a la fuerza de la naturaleza terminan rompiendo el asfalto o cemento.
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