4 de febrero de 2008

Break PoinT



Héme aquí, frente al monitor luego de cuasi concretar lo que andaba buscando hace un par de años (cuando aún no me alcanzaba la experiencia y las cuestiones legales, pero me aventuré como parte del plan ajedrez que tímidamente proyecté)...


Resulta que desde mi último año de universidad, cuando desarrollaba el internado en un hospital del ministerio de salud, concreté con un profesor, a quien estimo con énfasis, un horario para colaborar con él en el desarrollo del curso de metodos de investigación en psicología; la idea era aportar mis ideas acerca de la estructura del curso para lograr potenciar su alcance y generar estategias para certificar cuestiones como la evaluación de los estudiantes y su desempeño en aras de la productividad.


Yo, que me considero defensor de las formalidades, sabía que para lograr mi presencia en el desarrollo del curso debía cumplir con el requisito dictaminado por la facultad acerca de la solicitud de una "ayudantía" que incluí un concurso interno y el cumplimiento de ciertos requisitos del curso y de los postulantes... por cuestiones internas en la facuultad, al año siguiente de la convocatoria, no se pudo concretar la formalidad pues no se cumplian los requisitos solicitados para el curso (se debía contar como mínimo con 90 estudiantes matriculados, cuando para el curso sólo llegaban a los 70) Ante esto, propuse al profesor que podría colaborar con él pese a no ser conovocado formalmente por la facultad (sabiendo yo a lo que me exponía: a laborar en un limbo y a no tener derecho a una certificación por la actividad que realizaría) aún así, convencido de retribuir a la facultad que me dio lo que tengo ahora y convencido también que las certificaciones no eran prioritarias por ser una mera frivolidad, inicié el proceso presencial con el curso de métodos de investigación (área en la que me especializo profesionalmente)


Así pasé dos años (cuatro semestres académicos) en franca colaboración con el curso de métodos en el primer año y posteriormente también con el curso de psicometría (construcción de pruebas psicológicas) ahora sin la posibilidad de una formalización pues ya había dejado de ser estudiante y pasaba a ser egresado -ese limbo entre el estudiante y el profesional- constituyéndome así en una pseudocrisis existencial: mi limbo profesional y el limbo formal en la facultad; a éste último tuve que tratarlo con delicadeza pues sólo una imperceptible frontera me separa del rol de docente universitario, así tuve que aclarar siempre con los nuevos estudiantes, quienes me llamaban "profesor", mi condición de "colaborar invitado" por el profesor titular del curso, cuestión que era realmente confusa, pues yo realizaba una labor propia de un rótulo que no tenía.


Lejos de las posiciones paranoicas de ciertos personajes en la misma facultad, que no pretendo detallar aquí, mi presencia ausente en los cursos terminó por convencerme de algo que venía negando desde mis últimos años en la secundaria: mi vocación por la docencia. Así, decidido a iniciarme en este camino en mi profesión, a la par de ir resolviendo mi primer limbo, cavilé en conjunto de graves inconsistencias en el sistema educativo-laboral, lo cual me produjo una profunda desazón que, aunada a mi predilección por la depre pasiva, me volcó en una espiral de protesta inactiva lo que me condujo a estar año y medio sin certificarme (con debates amicales incluidos)


Y es que la situación del sistema en general me preocupa:

1. ¿Es lógico tener que pagarle a la universidad para que te otorgue el título de una profesión (un certificado que dice que eres competente) para la que ella misma te formó?

2. ¿Es adecuado medir la calificación profesional mediante el número de certificaciones (cartones, dilpomas, etc) que uno colecciona?


Con estas dos preguntas, producto de contextos lamentablemente reales, pretendo manifestar mi total desacuerdo con la forma cómo se viene gestionando la acreditación profesional y laboral. Producto de esa forma de acreditación, en el caso de la universidad, sólo quienes pueden solventar el costo del "trámite" para el diploma de bachiller y solventar también el costo del absurdo examen para titulación podrán estar "certificados" para laboral profesionalmente, sin importar qué tan competentes sean en la actividad que pretender realizar (el examen de titulación es una herramienta ineficaz e ineficiente para examinar y calificar el grado de competencia desarrollada)... Así también, para cuestiones de plazas laborales, se ha instaurado una cacería de "cartones" para engrosar los CV's, a la gente sólo les preocupa recibir el cartón sin importar asistir al congreso, charla, conferencia, curso, diplomado, etcétera; si por ellos fuera, pagarían sólo para que les expidan las diplomas, un absurdo total.


Así, con el sistema corroido por la neurosis de "ahorrar tiempo", muchos alimentan sin chistar el sistema iniciando una profesión -mal llamada "carrera"- titulándose por el incompetente examen de grado y coleccionando cartones como quien colecciona tarjetas de presentación.


ES POR ESO QUE INICIO AQUÍ UN PUNTO DE CORTE


Y la primera medida de protesta que adopté desde que inicié mi vida universitaria fue el graduarme sustentando una Tesis, en principio esta decisión fue producto de mi búsqueda de calidad y excelencia académica en mi formación pero, con el avance del tiempo y mi cada vez maás involucrada curiosidad en las minucias del sistema universitario, luego se tornó también en un acto de rebeldía contra las desviaciones de la estructura. Una forma de despertar conciencia.


...Héme aquí, a puertas de la oportunidad que ando esperando, pero con la disyuntiva de necesitar lo que tanto he rechazado, la bendita certificación, aquella que conseguiré depositando dinero en una cuenta corriente de un banco y esperando que la burocracia administrativa, despojada de la más mínima connotación de sentido de la realidad y sostenibilidad social, haga el resto.

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