23 de octubre de 2009

Que no te baile la calata



Cuando llegas a un restaurante, ubicas una mesa, te sientas y te entregan la carta es muy poco probable que, si los precios de los platos te parecen excesivos o no estás de acuerdo con algún detalle del lugar, dejes la carta, te pares y te retires del lugar.

Cuando dejas que "te baile la calata" es tan poco probable, como el caso del restaurant, que evites que te eche la pepa en el trago y que, luego, despiertes en la calle con un dolor de cabeza de aquellos y sin un mísero sol para tomar la combi de regreso a casa.

Cristopher Walken, interprentando a Frank Abagnale ("atrápame si puedes"), pregunta a su hijo (Leonardo Di Caprio) "Why do the Yankees always win?" (¿Por qué los Yankees siempre ganan?) a lo que él mismo responde "The other team can't stop looking at the pinstripes" (Porque el otro equipo no puede dejar de ver las rayas -de sus uniformes-)

Por eso, cuando salen a la luz temas tan sensibles para la sociedad (la posible despenalización del aborto en situaciones específicas, la comprobación de una farsa con fines marketeros que ahonda la reputación del país, un fallo bastante conservador del TC sobre el AOE, broncas entre futbolistas oportunamente grabadas por los periodistas, etc.) los más cautos agudizamos los sentidos para detectar el momento justo cuando "la calata" saca la "pepa" para condenarnos a la inconciencia pasajera y tener la plena libertad para hacer lo que le de la gana.

El problema con las peruanísimas "cortinas de humo" es que a estas alturas hemos perdido la "sensibilidad" para tener la certeza de estar frente a una verdadera cortina (aquella información digitada clandestinamente y regada a la luz pública con el deliberado objetivo de distraer la atención de las masas -y de los medios, que a fin de cuentas se encargan tan eficientemente de lo anterior- para fines turbios) o estar frente a una cortina accidental (nuestros congresistas han desarrollado brillantemente la habilidad de accidentarse y poner a prueba la tolerancia a la frustración de nosostros los ciudadanos)

Cuestión de agudizar los sentidos y ¡no dejar que nos baile la calata!

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