8 de diciembre de 2009

Fútbol: Frustrados y Frustrantes (I)


En Perú el deporte más popular es el fútbol, de eso no cabe duda, lo interesante -y original- del tema es encontrar las razones de su "éxito" Surge entonces la pregunta de rigor:

¿Por qué es tan popular el fútbol en Perú?

Si bien el fútbol nació en Inglaterra (dicen los entendidos en 1863) se expandió alrededor del orbe cual pandemia, tomando tal popularidad que desde hace 79 años se realiza el mundial de fútbol o Copa del Mundo, evento tan importante como las olimpiadas.

Y hablando del Mundial puede que nos caiga la primera respuesta de la popularidad del Fútbol en Perú: El país con más campeonatos mundiales en su haber es Brasil, nuestro vecino del barrio sudamericano, Argentina y Uruguay cuentan, cada uno, con dos campeonatos; entonces, la fama de los vecinos es un aliciente para ganar la propia.

Y como la gloria se gana de a pocos (sumado a que lograr un campeonato mundial es sumamente remoto si no tienes una camiseta "verdeamerla" o "albiceleste") la clasificación al mundial es considerada un divino privilegio.

Nuestra Selección ha logrado cuatro clasificaciones al Mundial (aunque la de 1930 no fue estrictamente clasificación) las campañas de 1970 y 1978 fueron apoteósicas al llegar a cuartos de final.

1982 fue el último mundial al que clasificó la selección peruana.

Desde entonces, para el Perú, cada eliminatoria sudamericana es un mar de esperanza: ciega, ilusa, irracional.

Somos un país frustrado futbolísticamente, derrota tras derrota, fracaso tras fracaso. A tal punto que el deporte en sí se ha convertido en un agente altamente frustrante.

El condicionamiento operante norma que la conducta tendrá mayor probabilidad de repetirse si existe un reforzador de aparición no fija, claros ejemplos de esto: las máquinas tragamonedas y las loterías.

Lo paradójico radica en que, mientras más lejana la recompensa anterior, mayor será la intensidad de repetición de la conducta, es decir, si empezamos a jugar en el tragamonedas y a la cuarta vez que jalamos la palanca (o apretamos el botón) ganamos un precio pequeño, continuaremos jugando por la expectativa de ganar otra vez pero, si no ganamos luego de tres, cuatro o cinco intentos, seguiremos intentando (con mayor intensidad) por conseguir el premio -cada vez más lejano- pero cada vez más necesario (a mayor pérdida de dinero, mayor necesidad de recuperarlo)

Entonces con el fútbol pasaría algo similar, cada eliminatoria (o cada descentralizado) es la posibilidad de recuperar esa gloria cada vez más lejana y cada vez más necesaria.

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