Los políticos para los peruanos son como la flora intestinal para los animales: son bichos, algunos parasitarios y otros simbióticos, necesarios para seguir viviendo sin sumarle preocupaciones a las que ya se tienen.
CPI ha publicado su estudio realizado en julio sobre las elecciones municipales en Lima, con resultados de doce distritos.
En promedio existe un 26.3% de encuestados que no ha definido por quién votar, por encima de este promedio se encuentran (de mayor a menor) los distritos de La Victoria, San Isidro, San Juan de Lurigancho, Miraflores, Surquillo, Lince y La Molina; por debajo están Jesús María, Pueblo Libre, San Luis, San Miguel y Magdalena.
En promedio existe un 5.5% de encuestados que votará en blanco o viciará su voto, por encima de este promedio se encuentran (de mayor a menor) los distritos de la Victoria, Miraflores y Jesús María.
Los resultados confirman el divorcio de la ciudadanía con la clase política, pero, en la recta final de los comicios, los votos se definirán sin información relevante ni cavilación porque votaremos por el candidato más mediático o el que menos habla, el más fotogénico o el que tiene la gigantografía más bonita; muchos votarán por quien lidera las encuestas (votar a ganador) o siguiendo el viejo y conocido refrán: "más vale malo conocido..."
Y tendremos tres años más de lamentos y disgustos.
Nuestro compromiso con la política debería ser como el compromiso que tenemos con el fútbol o el voley, llenar estadios, comprar diarios para estar al día con la situación de nuestro equipo o selección, saber qué personas dejan el club o quienes se incorporan, etc.
Si fuese así ¿tendríamos mejores alcaldes y presidentes?
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